La Frase de la Semana

Atrévete a saber

domingo, 16 de octubre de 2016

¿Qué misterio envuelve el fusilamiento del General Manuel Piar?


"Lo único que yo no le perdonaré nunca a Bolívar es la forma en que sacrificó a Manuel Carlos; pues él sabe, como yo, que por las venas de éste corría sangre de nobles y sangre de su sangre". 
MIGUEL JÉREZ DE ARISTIGUIETA
(Posible tío de Manuel Piar y primo segundo de Bolívar)


Habían sido tantas las derrotas y errores tácticos cometidos por Bolívar entre los años 1814 y 1816 que los demás jefes patriotas, especialmente Bermúdez, Piar y Mariño, no lo querían como líder supremo. Ya en Haití, cuando se armaba la expedición de los Cayos había surgida la primera pelea entre todos ellos y si aceptaron a Bolívar como comandante fue porque Brion amenazó con no prestar sus barcos si Bolívar no era el líder de la expedición. 

Pero allí no terminó todo, en Cumaná, meses después, casi que Bermúdez y Bolívar se matan a espadas de no ser porque Piar evitó la pelea.

El error principal de Bolívar en esos años era su obsesión por liberar a Caracas, pero Manuel Piar lo vio primero: 

“Si conquistamos Guayana nos haremos fuerte: Tendremos salida al mar por el Orinoco, comunicación con la Nueva Granada y nos haremos de las enormes riquezas de esa región” _pensaba Piar. 

El 31 de diciembre de 1816, reunidos en Barcelona, en la casa de Eulalia Buroz, Bolívar le ordenó directamente a Piar que desistiera de marchar contra Guayana. 

_ Aún no es el momento, general. _ le dijo.

Pero Piar desobedeció y comenzó a ganar batallas en el Oriente del país. Y con unos pocos que decidieron seguirlo marcharon sobre Guayana y con una hábil estrategia militar se apoderaron de importantes posiciones realistas.

Bolívar, en febrero de 1817, estando aún en Barcelona, se entera y se va a Guayana. Le reclama a Piar su conducta pero éste no le para y llega a decir:

_ No me importan los chillidos de Bolívar.

Manuel Carlos Piar Gómez. Siempre se dijo
que Piar era mulato (Su padre, blanco, y su madre, zamba)
pero Piar era de ojos azules, cabello rojizo con tonalidades
amarillas y piel blanca. Su parecido
con el príncipe José de Portugal es notable.
Alguien le estaba ladrando en la cueva al propio Simón Bolívar. El prestigio de Piar entre las tropas aumentaba rápidamente. En realidad, de las trece batallas que comandó, Piar perdió sólo una. 

Llegan noticias de que Barcelona está a punto de caer en manos de los españoles y Bolívar decide regresar. Entonces Piar aprovecha y reúne sus fuerzas y le presenta batalla a los españoles que se han hecho fuertes en San Félix. Logra derrotarlos. 

Mientras tanto, Bolívar, que marcha a auxiliar a Barcelona, se entera que esta ciudad ha caído en manos de los españoles. En la defensa final había muerto heroicamente Eulalia Buroz.

Bolívar se regresa a Guayana y Piar lo único que recibe del Libertador son reprimendas por haber desobedecido. 

_ Con todo respeto, general Bolívar, ¿Quién lo encumbró a usted sobre todos nosotros? –le pregunta Piar. 

_ ¿Está usted cuestionando mi autoridad? – le pregunta Bolívar

_ General, sólo le hice una pregunta. 

Muchos patriotas se preguntaban lo mismo. Mariño incluso pensaba que él tenía más méritos que Bolívar para comandar el ejército pero él era más cauto que Piar. Prefería esperar su momento. Fue Arismendi quien calmó los ánimos: 

_ Amigos, no es momento para esta discusión. 

Pero el general Piar se cansó y pidió que le dieran la baja. Bolívar así lo hizo. Semanas después comenzó a correr el rumor de que Piar quería unir a todos los negros, indios, zambos y pardos y hacer una “guerra social”, una guerra total contra todos los opresores del pueblo. Eran sólo rumores pero todos habían escuchado de la boca de Piar lo que él siempre decía: 

_La guerra debe ser total, una guerra social, por los marginados. 

El 5 de agosto Bolívar decide que a Piar hay que capturarlo y enjuiciarlo y emite un manifiesto donde expone: “el general Piar ha formado una conjuración destructora del sistema de igualdad, libertad e independencia”. 

Piar se enteró de la orden que pesaba sobre él e intentó persuadir a Mariño para que lo secundara. Mariño se negó. Al final Piar se quedó sólo y no opuso resistencia a Manuel Cedeño quien lo encontró el 28 de septiembre de 1817 en Aragua de Maturín. 

Fue encerrado en una celda frente a la Catedral de Angostura. El tribunal se constituyó en esa misma casa. Se le acusó de insubordinación, deserción, sedición y conspiración. Piar escogió como su defensor a uno de sus más férreos enemigos, el capitán Fernando Galindo. Como fiscal actuó Carlos Soublette y Luis Brion, paisano de Piar, como Presidente del Tribunal. Los demás miembros eran Pedro Leon Torres, José Antonio Anzoátegui Judas Tadeo Piñango y Francisco Conde. Casi todos eran enemigos de Piar. El que más pedía la pena de muerte era José Antonio Anzoátegui. Jamás se ha sabido por qué tanto encono de este joven patriota contra Piar. 

En una pequeña celda pasa sus días el general Piar. Domingo Remigio Pérez Hurtado, el cura de la ciudad es el único que lo visita. Fue éste quien le regaló un crucifijo y le dijo:

En esta casa de Angostura (Ciudad Bolívar) se realizó el juicio que condenó a muerte al general Manuel Piar. 
Hoy es un museo.
_ Aférrate a Cristo, hijo mío. Podrán matar tu cuerpo pero no tu alma. Y tu gloria terrenal, tus victorias, ni Bolívar ni nadie podrá quitártela. 

_ Sólo quisiera ver una vez más a mi hija, pero sabrá Dios dónde están ella y su madre en este momento. 

¿Quién era ese hombre de 43 años, que ahora estaba allí, derrotado por sus propios compañeros de armas? 

Piar nació en Willemstad, Curazao en 1774 (aunque algunos dicen que fue en Caracas). Hijo de una mulata llamada María Isabel Gómez. Su verdadero padre se desconoce (Fernando Piar lo adoptó y le dio su apellido). 

Aragua de Maturín, en la actualidad. En este pueblo se encontraba Piar cuando fue encontrado por un comando dirigido por Manuel Cedeño y se lo llevaron prisionero a Angostura.
Como sea, Piar era mestizo y seguramente desde su niñez sintió el rechazo de la clase mantuana. Por esfuerzo propio aprendió varios idiomas y se hizo de una gran cultura. Aunque muy poco estudiada su participación, se sabe que Piar, siendo joven, estuvo involucrado en la conspiración de Gual y España. Después de pasar unos años trabajando como comerciante entre Curazao, Aruba, Haití y Jamaica, regresa a Venezuela en 1810 y se une al bando patriota. Cuando cae la I República se refugia en Trinidad y luego participa en la liberación de Oriente junto con Mariño, Bermúdez y otros. Mientras los demás se quedan combatiendo en tierra, Piar logra formar una pequeña escuadra y derrota a los realistas en todo el eje que va desde Puerto Francés hasta Chuspa. En 1816 derrota a los realistas en el Juncal lo cual asegura la posesión patriota sobre Barcelona.

A principios de 1817, viendo que la guerra en el norte de Venezuela está perdida, Piar decide ir al sur, hacia Guayana. El 11 de abril de 1817 obtiene un gran triunfo en San Félix y asegura el territorio de Guayana para los patriotas. Un mes después acata las decisiones del Congresillo de Cariaco que rechazaba la autoridad de Bolívar. EL Libertador logra salir airoso de esta jugada política de los patriotas y Piar es privado de comandar tropas. Pide que le den la baja con el grado de General en Jefe, petición que le fue aprobada. 


José Francisco de Braganza, príncipe de Portugal
¿Era Manuel Carlos Piar su hijo tal como se ventiló
en el juicio? El cura Domingo Hurtado, quien
fue el confesor de Piar así lo creía.
Pero alrededor de Piar gravita un gran misterio. Existe una leyenda de que realmente era hijo del príncipe portugués José Francisco de Braganza (quien visitó Caracas en 1777) y de Belén Jerez de Aristiguieta, una mantuana caraqueña, prima segunda de Bolívar. Al descubrirse su embarazo ella fue obligada a encerrarse en un convento y el niño fue entregado a Fernando Piar, un comerciante curazoleño. Se sabe que el niño Piar solía pasar largas temporadas en Caracas con Josefa Aristiguieta, su posible abuela. 

Por otra parte, el mismo Piar comentaba que los niños en Curazao se burlaban de él diciéndole: 

_ Lorito real, vete pa’ Portugal. 

Con eso parecían referirse al rumor que había en Willemstad de que Manuel Carlos era hijo del heredero de la corona de Portugal. 

Otros opinan que Piar era en verdad hijo de Juan Vicente Bolívar, engendrado fuera del matrimonio (Recuérdese que Juan Vicente Bolívar se casó a los 47 años con Concepción Palacios y antes de eso engendró muchos hijos, especialmente en los pueblos de los valles de Aragua). Herrera Luque, en su libro “Manuel Piar, caudillo de dos colores” (Pomaire, 1987), menciona que existe una carta, que poseen los descendientes de la familia Soublette, donde Miguel Jerez de Aristiguiera, hermano de Belén Jerez de Aristiguieta (la posible madre de Piar) escribe: 

"Lo único que yo no le perdonaré nunca a Bolívar es la forma en que sacrificó a Manuel Carlos; pues él sabe, como yo, que por las venas de éste corría sangre de nobles y sangre de su sangre". 

José Antonio Anzoátegui fue miembro
del Consejo de Guerra que juzgó
y condenó a Piar. Murió año y medio
después en circunstancias extrañas.
Como sea, Manuel Carlos Piar está ahora encerrado en una celda en la misma ciudad que él ayudó a liberar. De allí lo sacan, todos los días en la mañana, para el patio, donde se celebra el juicio. Allí, Manuel Carlos escucha con templanza las acusaciones del Fiscal y los testigos que se presentan: 

_ Diga su nombre, oficio y de dónde proviene _le dice Soublette a uno de los testigos. 

_ Soy Juan Acosta, señor. Sargento del Batallón Bravos de Araure. Soy de Villa de Cura. 

_ ¿Reconoce al hombre que está sentado allá?

_ Sí, mi general, es mi general Piar. 

_ Consta en autos que usted declaró lo siguiente acerca de ese hombre: “El general Piar me habló en la noche del 15 de julio del corriente en Aragua de Maturín y me pidió que renunciara a mi mando natural y me le uniera para hacerle la guerra a todos los que oprimen al pueblo. Fueran criollos o españoles”. ¿Ratifica ante este tribunal esa declaración?

_ Sí, mi general. 

Y así fueron dos semanas de audiencias y deliberaciones del tribunal. Mientras que Pedro León Torres, como miembro del Consejo de Guerra insistía en que no había suficientes pruebas para condenar a Piar, José Antonio Anzoátegui insistía en que sí lo era y pedía la horca. 

_ ¡Debe morir como lo que es, un traidor!

En el juicio el fiscal (Soublette) mostró como pruebas de la traición unos papeles que le encontraron que probaban que Piar estaba en contacto con el rey Juan VI de Portugal al que llamaba “tío” y le pedía el apoyo para separar a Guayana de Venezuela y convertirla en un protectorado portugués. 

El abogado defensor Galindo logra que estos papeles no entren en autos porque no están firmados por Piar y cualquiera pudo haberlos escritos para incriminarlo. 

Galindo, a pesar de haber tenido sus desencuentros con Piar hizo una magistral defensa. Pidió la nulidad del juicio porque se habían presentado muchas pruebas falsas y además, el mismo Bolívar había declarado días antes que “la muerte de Piar es necesaria”. 

Brion le insistió que el tribunal era independiente y no estaba bajo la influencia de Bolívar. Algo ante lo cual Galindo lo que hizo fue sonreír de manera irónica y agregó: 

_ General, ¿por quién me toma?


Ciudad Bolívar, la antigua Angostura, fundada a orillas del Orinoco, era el enclave de una rica región agrícola y ganadera. Su posesión por parte de los patriotas, gracias a Piar, permitió una comunicación directa con el Atlántico por el río Orinoco y fue allí donde llegaron, a partir de 1818, grandes contingentes de irlandeses, escoceses e ingleses que se alistaron para luchar por nuestra Independencia. 

También, varios atestiguaron que Piar había entrado en contacto con el presidente de Haití, Alejandro Petión y estaban confabulados para crear una “República negra” en Guayana, separada de Venezuela. 

Galindo también demostró que esto era falso o al menos no podía comprobarse su veracidad. 

Al final del juicio Galindo logró que le eliminaran los cargos de subordinación y deserción, pero el tribunal falló: 

“Se condena al ciudadano conocido como Carlos Piar, general de la República, a ser pasado por las armas y a la degradación al rango de capitán. La sentencia se verificará una vez el Comandante Supremo, General Bolívar la confirme y si así no lo hiciere, el reo recobrará su libertad”. 

Piar, que abrigaba la esperanza de que lo absolvieran golpeó con sus dos manos atadas la mesa frente a la cual estaba sentado. Gritó que era una injusticia, que era inocente, mientras veía hacia todos lados como buscando apoyo de alguien, pero lo único que encontró fueron las miradas acusadoras de todos. 

_ ¿Por qué José Antonio? _ le dijo a Anzoátegui_ ¿Por qué? ¿Qué te hice? Y tú, Soublette?  

Galindo sintió compasión por aquel hombre y con suavidad lo sentó en la silla. También se sentó el a su lado. 

_ ¿Se puede apelar? – le preguntó Piar con voz baja. 

_ Si Bolívar confirma la sentencia ya no puede hacerse nada. 

Los miembros del tribunal se retiraron y Piar fue llevado de regreso a su celda. 

Fue entonces cuando Galindo salió a toda prisa a la Casa de los Gobernadores. Tenía que hablar cara a cara con Bolívar. Llegó antes que los miembros del tribunal y lo dejaron pasar. 

Galindo contará, años después, ya siendo un anciano, en Caracas, que le echó en cara a Bolívar tanto ensañamiento contra Piar y le pidió que lo liberara, que él sería la garantía de que Piar se iría del país. Pero Bolívar, según Galindo, sólo le dijo: 

_ Galindo, tú no sabes ni la mitad. Piar debe morir. 

Bolívar recibió la sentencia. Quizás pensó en las doce victorias de Piar y supo que no podía degradarlo. Confirmó la muerte pero no la degradación. Piar seguiría siendo el General Piar. 

El 16 de octubre de 1817, un sereno y tranquilo Manuel Piar, fue sacado de su prisión. Besó un gran crucifijo que había en la pared y con los ojos llorosos salió de la celda. Afuera lo esperaba el cura. 

_ Apóyate en mi brazo, hijo mío –le dijo el padre Domingo. 

Cuando llegaron frente al lugar donde lo fusilarían (pared oriental de la Catedral), Piar besó el anillo del cura y lo miró a los ojos: 

_ Gracias, padre. 

_ Míralos a los ojos, hijo, míralos, así no te olvidarán. 

Piar le entregó el crucifijo: 

_ Trate, si no es mucho pedirle, que llegue a mi hija Rosa. Tengo muchos años que no la veo, pero algo me dice que vive. 


Casa de los Gobernadores de Angostura,
hoy convertida en un Museo.
Desde una de esas ventanas Bolívar
observó el fusilamiento de Piar.
Dos soldados se lo llevan y lo ponen de rodillas frente a la bandera para que escuche la sentencia. Piquetes de soldados rodeaban toda la plaza. Eran las cinco de la tarde y la gente que estaba en la catedral para la misa salieron a ver al general Piar, al mismo que meses antes habían visto entrar triunfante a la ciudad. Cerca de allí el Orinoco llevaba sus aguas al mar. 

Y cerca, desde el piso alto de la Casa de los Gobernadores, semi oculto, Bolívar veía toda la escena. Sólo lo acompañaba su edecán. Pero donde se encontraba no podía ver a Piar, oculto por la Catedral. 

Dos soldados colocaron a Piar contra la pared. Él se desabrochó la camisa y mostró el pecho. Le habían prohibido concederle el honor de dirigir al batallón de fusilamiento pero antes de la descarga tuvo tiempo de decir sus últimas palabras: 

_ Apunten bien al corazón, muchachos. 

Desde la Casa de los Gobernadores Bolívar escuchó las detonaciones y hasta allí llegó el olor a la pólvora. Se dejó caer en una silla y con lágrimas en sus ojos exclamó: 

_ He derramado mi propia sangre. 

“Se tejen varias hipótesis sobre las verdaderas razones del ajusticiamiento del General Manuel Piar que pudiésemos resumir a continuación: 1) Según las reflexiones de su confesor, el Pbro. Remigio Pérez Hurtado, las causas invocadas contra Piar estaban totalmente viciadas e injustificadas para condenarlo, previa degradación, a la pena máxima. Se atribuía a Piar estar en connivencia con su [[supuesto]] tío Juan VI de Portugal, a la sazón en Brasil, para segregar Guayana de Venezuela. De ser cierto este hecho, lo hubiesen condenado como traidor a la patria y por tanto justificaría su fusilamiento, pero hubiera sido muy inconveniente y peligroso internacionalmente, ante Portugal, potencia mundial en la época, fusilar a "un príncipe de la sangre", haciendo público el parentesco y la razón de la ejecución. 2) La otra hipótesis, sería una supuesta alianza con el General Petión, para fundar en Guayana una república negra, semejante a la de Haití. Esta versión la vierte en una carta dirigida al Ministro de Guerra de España, el Generalísimo Pablo Morillo, Jefe de los Ejércitos del Rey en 1817…." Piar, que es mulato y el de más importancia entre las castas, tiene relaciones muy estrechas con Alejandro Petión, mulato rebelde que se titula Presidente de Haití y que ambos proponen formar un establecimiento en Guayana que asegure su dominación en América, donde es de presumir quieran renovar las escenas del Guárico y demás posesiones de Santo Domingo (se refiere a la matanza de los blancos) (El Teniente General Pablo Morillo, de Antonio Rodríguez Villa, Madrid, 1910, tomo I). Se dijo en aquel entonces que incluso los realistas, no obstante, las hostilidades en vigencia, habrían entrado en contacto con los patriotas para alertarlos de la gravedad de una lucha de clases, que implicaba el exterminio de la gente de raza blanca. (http://piel-l.org/blog/archives/433)

Cae la noche del 16 de octubre de 1817, el general Manuel Piar es enterrado en un cementerio destinado a la gente sin familia, a los pobres de la calle. 

Placa colocada en la pared oriental de la catedral
de Ciudad Bolívar, en el lugar donde murió Piar.
Aun se encuentra alojada en la pared
una de las balas de fusil que acabaron con su vida
.
Un hombre ha venido en secreto a llorar a su tumba. Estuvo allí, en la tarde y vio a Piar caer bajo la descarga de los fusiles. Y fue entonces cuando comprendió que Manuel Carlos tenía razón. Tuvo una especie de epifanía. Se dio cuenta del error cometido y ahora lloraba ante el túmulo de tierra. 

_ Perdóneme mi general. Perdón… perdón. 

Era José Antonio Anzoátegui. Nunca pudo Anzoátegui sacarse de su memoria la mirada que Piar le lanzó el día en que lo fusilaron y ella se quedó clavada como una daga en su corazón…

Tal vez fue ese dolor, ese remordimiento lo que lo llevó a la muerte, en su cama, en la ciudad de Pamplona, sólo año y medio después. 

Al día siguiente el Libertador se apresuró a redactar una proclama al Ejército: 
A los soldados del Ejército Libertador

"Soldados: Ayer ha sido un día de dolor para mi corazón. El general Piar fue ejecutado por sus crímenes de lesa patria, conspiración y deserción. Un tribunal justo y legal ha pronunciado la sentencia contra aquel desgraciado ciudadano, que embriagado con los favores de la fortuna y por saciar su ambición, pretendió sepultar su patria entre sus ruinas. El general Piar, a la verdad, había hecho servicios importantes a la República, y aunque el curso de su conducta había sido siempre la de un faccioso, sus servicios fueron pródigamente recompensados por el Gobierno de Venezuela. Nada quedaba que desear a un jefe, que había obtenido los grados más eminentes de la milicia. La segunda autoridad de la República, que se hallaba vacante de hecho, por la disidencia del general Mariño, iba a serle confiada antes de su rebelión; pero este general que sólo aspiraba al mando supremo, formó el designio más atroz que puede concebir un alma perversa. No sólo la guerra civil sino la anarquía y el sacrificio más inhumano de sus propios compañeros y hermanos, se había propuesto Piar.

¡Soldados! Vosotros lo sabéis: la igualdad la libertad y la independencia son nuestra divisa. ¿La humanidad no ha recobrado sus derechos por nuestras leyes? ¿Nuestras armas no han roto las cadenas de los esclavos? ¿La odiosa diferencia de clases y colores, no ha sido abolida para siempre? ¿Los bienes nacionales, no se han mandado repartir entre vosotros? ¿La fortuna, el saber y la gloria no os esperan? ¿Vuestros méritos, no son remunerados con profusión o por lo menos con justicia? ¿Qué quería, pues, el general Piar para vosotros? ¿No sois iguales, libres, independientes, felices y honrados? ¿Podía Piar procuraros mayores bienes? ¡No, no, no! El sepulcro de la República lo abría Piar con sus propias manos, para enterrar en él la vida los bienes y los honores de la inocencia, del bienestar y de la gloria de los bravos defensores de la libertad de Venezuela; de sus hijos, esposas y padres.
El cielo ha visto con horror a este cruel parricida; el cielo lo entregó a la vindicta de las leyes, y el cielo ha permitido que un hombre que ofendiera a la Divinidad y al linaje humano no profanase más tiempo la tierra que no debió sufrirlo un momento después de su nefando crimen. ¡Soldados! El cielo vela por vuestra salud; y el gobierno que es vuestro padre sólo se desvela por vosotros. Vuestro Jefe, que es vuestro compañero de armas y que siempre a vuestra cabeza ha participado siempre de vuestros peligros y de vuestras miserias como también de vuestros triunfos, confía en vosotros. Confiad, pues, en él seguros de que os ama más que si fuera vuestro padre o vuestro hijo.

Cuartel General de Angostura 17 de octubre de 1817.-7°
Pero más allá de la grandilocuencia de estas palabras, dirigidas a calmar los ánimos de la oficialidad patriota, uno se pregunta: ¿Recordó Bolívar a Piar esa tarde de diciembre de 1830 cuando estaba a punto de tener su propia cita con la muerte?

Tal vez.
Epílogo

Sesenta años después de la muerte de Piar, el gobierno nacional nombró una comisión para localizar sus restos en el antiguo cementerio del Cardonal, de Angostura. Nunca fueron hallados. ¿Cómo terminar una narración de tan tristes hechos, quizás lo mejor es hacerlo con lo que escribió César Zumeta:

«Piar formó ejército, venció por la previsión y el denuedo y fue él quien por primera vez asentó sobre fundamento indestructible la patria e hizo posible la organización de la República. Todo cuanto aconteció después proviene de San Félix. La campaña de Guayana fue la más trascendental y una de las más bellas de nuestro ciclo histórico»

¡Honor eterno al General Manuel Piar! 



Quizás jamás sepamos qué pasaba por la mente de Piar en aquellos primeros meses de 1817. Tal vez Piar sólo vio más allá de lo que sus contemporáneos vieron. Quizás entendió que la lucha por la Independencia política no bastaba. Pero eso lo llevó al paredón. 
 Imagen: Monumento a Piar en el lugar donde obtuvo su principal victoria: En San Félix.

6 comentarios:

Jose E Espinoza Davila dijo...

En la vida de Piar existe cabos sueltos que faltan por atar. Fue un general casi invicto y no se me escapa la idea que la Batalla de San Felix fue la determinante para la Independencia de Venezuela. Perdida la Provincia de Guayana, Morillo que siempre fue un buen General sabía que su causa estaba perdida sin los bastimentos y bagajes provenientes de allí. Para remate, fue lanceado de gravedad en la Batalla de Semén, se recuperó y comenzó a solicitar el Armisticio de Santa Ana, seis meses y ni tanto, pues fue violado por los patriotas que ocuparon Maracaibo; cuando ocurre Carabobo ya Morillo está en la Península y La Torre no calza los zapatos del Pacificador y la batalla es la puntilla para los realistas que habían sido heridos de muerte en San Felix.

Unknown dijo...

bueno tengo entendido que piar fusilo también a sus desertores y pocos valientes, recluto con amenazas de muerte, ojo le reconozco como el INVITO PIAR

Unknown dijo...

Hola Cesar podriamos hablar en privado? Necesito tu ayuda. En cuanto a una pieza historica de MP. Mi correo es indiraalf@gmail.com

Harry Von Delfino dijo...

Grande son las victorias de este ilustre prócer. Su vida llena de enigmas y misterios sobre su verdadero origen. Héroe de Guayana y un verdadero lider. El propio Simón Bolívar reconocen que Piar se hizo merecedor de ser llamado “Libertador de Guayana y Generalísimo Invicto”, por haber disputado 24 batallas y no haber sido derrotado. Constituía una piedra de tranca para el egocéntrico y poco exitoso Simón Bolívar. En el Diario de Bucaramanga, escrito por Luis Perú Lacroix, dice Bolívar: "nunca ha habido una muerte más útil, más política y por otra parte más merecida”. Con la muerte de Piar solo se confirma la personalidad egocéntrica y vanidosa de Bolívar, el cual ya en 1812 había traicionado a Miranda.

jesus dijo...

Los Guayaneses deben sentir un orgullo especial por un hombre que peleo y gano las batallas en Guayana, y pensar que fue Piar quien logró que Bolívar volviese a Venezuela...en fin creo que estaba molesto por que Piar le decía siempre "el Emperador de todas las corridas" y se reia, ya que Bolívar siempre salia huyendo en los conatos de guerra y luego llegaba con su pluma fina e vivaz a realizar decretos y leyes...en fin desde Mérida tambien nos sentimos orgullosos de Piar un General de hechos...

Anónimo dijo...

Porque bolivar a raíz de la muerte de piar dijo ( he derramado mi propia sangre ) me lo pueden decir