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jueves, 13 de abril de 2017

El Panteón Nacional de Venezuela


Antiguamente un panteón era un templo dedicado a todos los dioses. Ahora se refiere a un edificio donde están sepultados personajes ilustres. El Panteón Nacional de Venezuela existe desde 1875 pero su historia se remonta a mediados del siglo XVIII cuando era una iglesia dedicada a la Santísima Trinidad.  

En 1715 nació en Caracas Juan Domingo Infante. Aunque llevaba el apellido de uno de los fundadores de la ciudad, Juan Domingo era pardo, por lo que posiblemente sus antepasados fueron esclavos de la familia Infante.

Desde muy joven mostró grandes habilidades para la albañilería. En ese tiempo a los que se dedicaban a este oficio los llamaban “alarifes”.

Juan Domingo era muy devoto de la Santísima Trinidad y en 1740 solicitó permiso para construir una iglesia dedicada a esta advocación, en un terreno propiedad de Juan Vicente Bolívar que éste había prometido donárselo. El permiso se lo concedieron y se dedicó por varios años a recolectar dinero entre los caraqueños para los gastos.

Las obras concluyeron en 1781 gracias a una alta suma que donó Juan Vicente Bolívar. Así mismo, su ornamentación y santos corrieron por cuenta de esta familia. El Marqués del Toro también hizo generosas donaciones. 

La Iglesia estaba muy vinculada a la familia Bolívar. Recuérdese que ellos eran muy devotos de la Santísima Trinidad (Por eso a uno de sus hijos le colocaron el nombre de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad). Es posible que allí Simón haya hecho su primera comunión.

El terrible terremoto de 1812 la dejó en ruinas. En 1827, en su viaje de Caracas a La Guaira para tomar un barco a Cartagena, en lo que fue su última visita a Venezuela, Bolívar se detuvo a pasear en esas ruinas y desde allí vio a Caracas por última vez.

El 23 de marzo de 1874 el presidente Antonio Guzmán Blanco decreta la construcción en ese sitio del Panteón Nacional. El proyecto escogido fue uno de ingeniero José Solano y los trabajos fueron dirigidos por Julián Churión, Juan Hurtado Manrique, Tomás Soriano y Roberto García. El 28 de octubre de 1875 se inauguró la obra pero su consagración fue el 28 de octubre de 1876 cuando se trasladaron allí los restos del Libertador que desde 1842 estaban en la Catedral de Caracas. 


Trabajos de remodelación del Panteón Nacional en 1929
En 1910, durante el gobierno de Juan Vicente Gómez se realizó otra reforma. Esta vez el proyecto fue del arquitecto Alejandro Chataing. La siguiente reforma fue realizada en 1929 conforme a un proyecto de Manuel Mujica Millán. Estos fueron los trabajos que le dieron el aspecto actual al edificio. También participaron los ingenieros Edgar Pardo Stolk, Hernán Ayala y Guillermo A. Salas. La decoración interna estuvo a cargo de Tito Salas.

Entre los personajes que están sepultados en el Panteón Nacional podemos mencionar: 

Juan Bautista Arismendi, José Francisco Bermúdez, Andrés Eloy Blanco, Justo Briceño, Luis Brion, Luisa Cáceres de Arismendi, Teresa Carreño, Rómulo Gallegos, Jacinto Lara, Santiago Mariño, José Antonio Páez, José Gregorio Monagas, José Tadeo Monagas, Arturo Michelena, Simón Rodríguez, Bartolomé Salom, Carlos Soublette, Rafael Urdaneta, Ezequiel Zamora, y otros.

Los únicos extranjeros sepultados allí porque ofrecieron grandes servicios a la patria venezolana son: Johann von Usler (Alemán dueño de un buque de guerra que en 1819, por su cuenta, reclutó a 300 hombres y se vino a Venezuela a luchar por su independencia). Francisco Yanes (Cubano. Es uno de los firmantes de nuestra Acta de Independencia). Gregor McGregor (Escocés. Prócer de la Independencia). Daniel O’Leary (Irlandés. Prócer de la independencia).

También están sepultados de forma simbólica:

Pedro Camejo "Negro Primero" (tierra de San Juan de Payara, donde nació), José Leonardo Chirino (Tierra de la sierra de Falcón, donde dio su lucha por la igualdad), Guaicaipuro (tierra de los Altos Mirandinos, donde tenía su centro de operaciones), Manuela Sáenz (tierra de Paita, Perú, donde murió), Juana la Avanzadora (tierra de Chaguaramal, donde nació), Josefa Camejo (tierra de Paraguaná, donde nació), entre otros. 


Monumento a Sucre en el Panteón Nacional.
Los restos de Sucre se encuentran en Quito, Ecuador. 
Hay un cenotafio, con la lápida abierta que espera por los restos de Francisco de Miranda. También una tumba vacía donde se colocarían los restos de Sucre si Ecuador los entregara, pero el estado venezolano desistió de esta petición porque el mismo Sucre en su testamento pidió que sus restos reposaran en Quito. Así mismo hay un monumento a Andrés Bello quien está sepultado en Santiago de Chile.

Hay otros próceres que deberían estar pero sus restos quizás se perdieron para siempre, por ejemplo Ambrosio Plaza, Girardot, Cedeño, Piar, Eulalia Buroz, José Félix Ribas, Pero Zaraza, Vicente Campo Elías, Pedro María Freites, Laurencio Silva, José María España, Manuel Gual y muchos otros.

Los últimos restos no simbólicos que han sido llevados al Panteón Nacional fueron, primero, los del presidente Cipriano Castro, después los artistas Armando Reverón y César Rengifo y por último, hasta ahora, los del guerrillero Fabricio Ojeda. Los últimos simbólicos fueron los de Hipolita Bolívar, Matea Bolívar y Apacuana. Las dos primeras nodriza y aya de Simón Bolívar y la tercera una líder indígena de los Valles del Tuy. 

En total, en el Panteón Nacional hay 145 tumbas -88 de militares y 57 de civiles, de los cuales 10 fueron Presidentes de la República. Así mismo, los criterios para ocupar un nicho en el Panteón Nacional están establecidos en la Constitución, en el artículo 187, dentro de las atribuciones de la Asamblea Nacional: «acordar los honores del Panteón Nacional a venezolanos y venezolanas ilustres que hayan prestado servicios eminentes a la República, después de transcurridos 25 años de su fallecimiento». La sugerencia la puede hacer el Presidente, las dos terceras partes de los gobernadores de estado o de los rectores de las universidades nacionales en pleno. 

En en año 2010, cuando se inician los trabajos de construcción del mausoleo al Libertador, se encontró, debajo del altar mayor, cerca de donde estaba el sarcófago de Bolívar, la tumba de Juan Domingo Infante. Jamás pensó Juan Domingo, cuando recorría calle arriba y calle abajo, hace 250 años, buscando dinero para construir la Iglesia que allí reposarían los restos del Padre de la Patria, cerca de sus propios restos.


El interior del Panteón Nacional está lleno de hermosas obras pictóricas del artista Tito Salas. La imagen muestra, a la izquierda, «La ascensión al Potosí», que recrea el ascenso que Bolívar hiciera, en 1826, al cerro Potosí, junto con embajadores de otros países de Sudamérica. A la derecha: «El tiempo muestra a Bolívar la obra que ha hecho por la libertad de los pueblos»


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